El bambú ha sido de gran utilidad para el hombre a lo largo de su historia, sin embargo sus virtudes físicas y sus propiedades para la conservación del medio ambiente, se han empezado a apreciar hace relativamente poco tiempo en Occidente.
Esta planta se conoce como el “acero vegetal” gracias a su fortaleza, elasticidad y dureza, lo que la convierte en un material extremadamente versátil en innumerables aplicaciones como la construcción, la fabricación de muebles y objetos, la cestería, las artesanías y el papel. Cada tramo del bambú posee características específicas que definen su uso, incluso una de sus secciones, en estado joven, es comestible.
Gracias a su rápido crecimiento y fácil reproducción, el bambú es un material altamente renovable. Según la Sociedad Colombiana de bambú, la planta obtiene su altura definitiva en los primeros 6 meses y su madurez o máxima resistencia entre los 4 y 6 años, además se puede tener un rendimiento esperado de 1000 -1500 guaduas (uno de los géneros del bambú) por hectárea por año.
Existe un total de 90 géneros y alrededor de 1100 especies de bambúes distribuidas por todo el mundo y a excepción de Europa crece naturalmente en todos los continentes; Bahía en Brasil, es el área con mayor endemismo y diversidad de la zona. Colombia, Brasil, Ecuador, Costa Rica y Panamá presentan actualmente algún grado de desarrollo industrial del bambú, especialmente en construcción y en el rubro de muebles y papel.
Otras de las características interesantes del bambú; es la gramínea más grande del mundo y todas sus cañas brotan con el diámetro definitivo, esto se debe a que carecen de tejido de cambium, el responsable del crecimiento en grosor de los tallos. Si se corta correctamente y se crean las condiciones necesarias favorables para el bambusal, se fomenta la regeneración natural de la planta y de su composición estructural lo cual asegura su máximo rendimiento manteniendo su equilibrio ecológico.
En cuanto a las virtudes físicas del bambú, podemos decir que su relación resistencia/peso es tan alta como la mejores maderas, esto permite emplear diversas operaciones mecánicas como corte, curvado, agujereado y ranurado y terminaciones superficiales como secado, teñido, lijado y pintado. Aunque esto es aplicable a casi todas las especies de bambú, hay algunas que presentan características más favorables para los distintos rubros.
En construcción, por ejemplo, una de las especies más comunes es la Guadua angustifolia, por sus asombrosas propiedades de resistencia, liviandad y flexibilidad y sobre todo por su abundancia. Uno de los arquitectos más destacados en el uso de esta guadua es el colombiano Simón Vélez quien lleva más de 20 años utilizando el bambú como material constructivo.
Vélez ha demostrado la gran versatilidad y resistencia de la guadua en sus construcciones; en sus propias palabras “con un sistema de construcción de estructuras de guadua en que estén resueltas las uniones para tracción y compresión, se puede entrar a competir en igualdad de condiciones frente a materiales como la madera aserrada, el hierro o el hormigón”. En su trabajo, las uniones mecánicas son cada vez mejor elaboradas gracias a la utilización de la inyección del mortero de cemento en los entrenudos de la guadua, generando como resultado estructuras más complejas y grandes voladizos.
También ha experimentado la combinación de la guadua con otros tipos de madera como aliso o mangle lo que le ha permitido hacer construcciones mucho más audaces.
Pero más allá de sus ventajas mecánicas, el bambú es un recurso natural con innumerables características sustentables: controla la erosión, recupera áreas degradadas, conserva las cuencas hidrográficas, regula el caudal hídrico, aporta materia orgánica y contribuye a la biodiversidad por ser hábitat de diversa flora y fauna. El bambú produce además grandes cantidades de oxígeno y es fijador de dióxido de carbono.
Los guaduales en países como Colombia, ayudan a reducir el impacto sobre la selva húmeda tropical y benefician la conservación de la biodiversidad de la zona. En este país ya existen fundaciones como Fundeguadua, que promueve la arquitectura e ingeniería con bambú y ofrece servicios de consultoría y capacitaciones o la Sociedad Colombiana de Bambú que “promueve el estudio, el cultivo, la utilización y la comercialización de la guadua en función del desarrollo y bienestar de los habitantes y del medio ambiente”.
En Argentina se pueden encontrar empresas como Bambú guazú, que fabrica y comercializa productos en bambú como paneles, cañas, pérgolas, etc., y cuyas plantaciones se encuentran en Misiones, al nororiente del país. Además de promover la conservación del medio ambiente en la elección del material y en los procesos productivos de sus objetos, bambú guazú ofrece en su página información sobre las características y los posibles usos del bambú. Ofrece también acceso a un foro abierto para compartir solidariamente experiencias y conocimientos sobre esta planta.
El bambú está demostrando ser un material estructural absolutamente confiable ya que sus virtudes mecánicas le permiten participar en obras de gran dimensión y complejidad. Si a esto sumamos sus innumerables propiedades sustentables, podemos intuir repercusiones favorables desde todo punto de vista tanto en diseño como en construcción, en un momento histórico que pide a gritos acciones responsables con el medio ambiente.
Deja una respuesta